lunes, 7 de febrero de 2011

El duro oficio de ser amante del carnaval

Si algo hace al carnaval una fiesta popular pese a haberse convertido en un monstruo turístico y comercial, es su infinita capacidad de general argumentos para el folclore. Surgido de la pasión popular, sigue alimentándose de populismos. No hay año en que este autóctono y extensísimo carnaval de dos meses y yapa, no se vea atravesado por una controversia o episodio que lo signe.

Puede ser la muerte sorpresiva de un integrante en vísperas de la fiesta, un debate en torno a las condiciones que debe cumplir una reina de comparsa o el valor de las entradas, lo cierto es que todos los años tenemos un motivo para comentar. En 2010, la decisión de la comisión de carnaval de hacer la elección de la reina en un predio privado, cerrado, ocasionó la resistencia de cientos de integrantes, lo cual derivó en la formación de una autodenominada “comisión de integrantes” que instituyó el 25 de Febrero (fecha de la malversada elección) como “Día del Integrante de Carnaval”.

Al márgen de la anécdota, que convirtió la controversia en algo positivo y cohesionante, el 2011 repara nuevos temas para el debate.

No es ajeno a nadie que el carnaval de Gualeguaychú, a pesar de corrientes económicas adversas, el clima o los conflictos internacionales de turno, ha ido creciendo en popularidad y afluencia de público. No solo son multitudes las que asisten a presencial el desfile de las comparsas, sino que mismo la cantidad de integrantes en las mismas ha ido en constante aumento. Lo que también ha crecido significativamente es la afluencia de medios de comunciación deseosos de captar imágenes de una fiesta deslumbrante como la nuestra.

Pero para aquellos acostumbrados a asistir al carnaval mas de una noche por año, es sabido que el circuito se puebla no solo de bailarines, plumas, carrozas y caireles, sino también de coordinadores, directivos, camarógrafos y fotógrafos. Asi, las previas se han vuelto mas que una amalgama de comparseros, una multitud heterogénea de gente que uno no alcanza a entender que función cumple. El corsódromo se plaga, muchas veces, de oportunistas. A la previa a veces se accede ya no por derecho, sino por izquierda. Esto, al parecer, fue lo que se trasladó a la pasarela durante la quinta noche, ocasionando que una de las comparsas actuantes elevara una queja a comisión de carnaval, acusando perjuicios al normal desarollo de la misma y consecuentemente, un potencial daño a los puntajes de la noche. La comisión finalmente tomó cartas en el asunto.

A principio de semana, los medios locales y profesionales freelance que solicitaron acreditarse para la sexta noche se encontraron con que el cupo de dos profesionales por medio había sido reducido a solo uno y que, además, los fotógrafos no podrían acceder a la pasarela del circuito para tomar imágenes. Si bien la comisión designó lugares específicos para los fotógrafos y camarógrafos de cada medio, los profesionales freelance quedaron fuera de la ecuación y de la fiesta.

Lejos de cuestionar la medida, corresponde una evaluación de los motivos reales que llevan a una solución tan drástica. ¿Es realmente la presencia de fotografos freelance lo que perjudica al espectáculo o la forma en que se lleva a cabo dicha tarea? Debidamente identificados con sus ya folclóricos chalequitos amarillos, se les solicito siempre a los trabajadores visuales que realizaran sus tareas alejados de los palcos de jurados y respetuosamente de los cuerpos de ballet y batucada. Ambos requerimientos, nada dificiles de cuplir.

Para quienes año a año se acreditan como prensa o freelance, estas normas no les son ajenas; sin embargo, desde el lugar del profesional visual tradicional, se aprecia como eventuales, (esto es, fotografos, periodistas y demas profesionales del medio que se acreditan por primera o unica vez) se salen de la ecuación. Lo curioso del asunto es que la medida alcanza primordialmente a los profesionales independientes y medios chicos, cuando los problemas mayores no son responsabilidad de éstos. Luego de cada primera noche de carnaval, es el comentario de los medios impresos como nada mas ni nada menos que Canal 13 y sus conductores designados literalmente “detienen” el paso de las comparsas para realizar notas, y eligen precisamente hacerlo delante de los jurados. Estas situaciones se repiten noche a noche, perpetradas por medios no habituados a la dinámica del corsódromo.

En los tiempos que vivimos, donde hasta en los reality show de TV, juegos televisivos de la vida, se nota una tendencia preocupante a hacer caso omiso de simples pautas de convivencia; donde el nivel de delincuencia es consecuencia directa de una costumbre cada vez mas extendida hacia la falta de respeto absoluta a los limites sociales, no es de extrañar que nos encontremos con problemas como este. La veda impuesta a los medios en el carnaval no es tanto un límite a las posibilidades de trabajo sino una medida extrema ante un problema extremo.

La solución, quizás, debería estivar en resaltar los límites y no en la lisa y llana exclusión, ya no prohibición, de los profesionales de medios. Cuando el predio del corsódromo es invadido por medios y profesionales de los mas diversos extractos, lo lógico sería un correcto control de credenciales que separe la paja del trigo, y habilite a aquellos que comprueben un ejercicio real de la profesión. Para hablar sin medias tintas, no se trata solo de la falta de respeto a límites lógicos y necesarios sino la interferencia de oportunistas presentes en la antesala del espectáculo (desde los que sobornan a la seguridad de la previa para entrar hasta los que mienten ser parte de la directiva de clubes para sentarse a la vera del vallado) los que acabaron perjudicando a otros que dependen de su trabajo para vivir.

Lamentablemente, cuando la sangre llega al río, no queda mas que aplacarse y esperar. Seguramente se trate de una medida de emergencia, pasajera, que permita reordenar el espacio del predio de la estación para que se retorne al normal desarrollo de las actividades de prensa, que tanto hace por la difusión del espectáculo a cielo abierto mas grande de la Argentina: El Carnaval de Gualeguaychú.

GENTILEZA DE "PASION DE CARNAVAL"

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