martes, 12 de abril de 2011

Vivir y sentir el carnaval

MUJERES CON PLUMAS. Marcela Faiad, el fuego de la comparsa Kamarr


Es la coordinadora general de la comparsa Kamarr, de Gualeguaychú. Es una referente importante para los trescientos integrantes que todos los veranos dejan su pasión en el corsódromo. Es una apasionada incansable. Y por sobre todas las cosas, es de “Kamarr para toda la vida”.

Si es que las comparsas de Gualeguaychú tienen un corazón, el de Kamarr se llama Marcela Faiad. Nació el 24 de marzo de 1968 en la ciudad que ahora le brinda la posibilidad de ser parte del Carnaval del País, y entregar durante cada noche de los tres meses la vida y mucho más.
Se casó con José, su compañero desde hace más de 20 años. Tiene dos hijos: Naúm Ignacio Medina Faiad de 22 años, estudiante y Nahir Medina Faiad de 19 años, bailarina y profesora de danzas árabes, quien además cursa el 5º año del profesorado en la Arabian Dance Schooll de Amir Thaleb.
Entre todos comparten la fogosidad que despiertan, no sólo aquellas noches mágicas, sino todos los momentos de la previa: armar coreografías, diseñar vestuarios, elegir la música, el maquillaje, entre otras actividades que requiere el detrás de la escena. Y además, tiene hermanos que también participan de la movida.
“Mis dos hijos comparten mi pasión por la comparsa Kamarr, que significa Luna, en árabe; ya que Nahir es la pasista de la batucada y Naúm toca la casetta en la percusión. Tengo tres hermanos, de los cuales mi hermana Kenia fue la portabandera de Kamarr 2011. Somos una familia que vive y siente el carnaval desde siempre”, cuenta Marcela.

PASIONES INTEGRADAS. Desde adolescente, en 1982, Marcela participó durante cinco años como integrante de la comparsa Kamarr, que patrocina el Centro Social Cultural y Deportivo Sirio Libanés, de Gualaguaychú.
Hace 15 años es la secretaria de esa institución y desde 2001 ocupa el cargo de Relaciones Públicas.
“Soy la encargada de materiales y personal. Pero además tengo la coordinación general de la comparsa, que implica: inscripción de integrantes, selección de los mismos junto a los directores artísticos, organización del organigrama de titulares y suplentes durante todas las noches de carnaval, entre otras tantas actividades que hay que poner en funcionamiento”, explica.
Sin embargo, tiene otra pasión que ejerce y que ahora logró ensamblar con su trabajo en la comparsa: es guía de turismo profesional.
“Durante todo el año, llevo a turistas, excursiones de extranjeros, visitantes, estudiantes de turismo, a nuestros talleres para que conozcan el corazón de una comparsa, la organización, costos, inversión de los clubes. Y también a los talleres más importantes donde se encuentran los vestuarios, carrozas, espaldares. Tienen la oportunidad de ponerse un tocado y sacarse fotos, filmar”, detalla quizá pensando en el próximo diseño para el año que viene. Y se ríe y comenta: “Hay que ver cómo las abuelas se animan y se ponen las plumas que son irresistibles para nosotras”.

ADRENALINA. La organización de una comparsa es lo principal para que todo salga perfecto. Pero no es todo. Alguien tiene que alentar, arengar, inyectar pasión a los integrantes. Y aquí es donde también aparece Marcela Faiad, puro fuego, puro espíritu.
“La adrenalina que se vive los sábados de carnaval en nuestro búnquer (complejo educativo sirio-libanés) comienza tipo cuatro de la tarde en maquillaje, luego la previa del carnaval donde alentamos, arengamos e inyectamos a los integrantes pasión, alegría para que desfilen lo mejor posible y dejen lo máximo de su potencial en los cincuenta metros de pasarela del primer corsódromo del país”, dice.
Todo se transforma. Todo es brillo. Todo es alegría y pasión. Todo se empapa de esperanza.
“Qué decirles, durante los dos meses que dura el carnaval en nuestra ciudad, nuestra casa brilla por todas partes con la purpurina que traemos en nuestro cuerpo, brillan las sábanas, toallas, pisos y hasta nuestra perra Lenda, una rottweiler negra, tiene gibré”, describe entusiasmada. Y finalmente, reflexiona: “Kamarr cumplió 30 años en esta edición, para los trescientos integrantes soy una referente de esta comparsa, lo cual me hace trabajar cada año con más responsabilidad y compromiso y con ese “valor agregado” que es el gran amor por el trabajo que hago y que junto a mi esposo José, mi gran compañero de la vida, y mis hijos lo vivimos plenamente. Como dice la canción tan bien ejecutada por los hermanos Leuze: Yo te sigo a todas partes, donde vayas Kamarr. Soy de Kamarr para toda la vida”.

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